martes, 20 de septiembre de 2022

LIDERAZGO Y OBRA MISIONAL

Quiero empezar contando una experiencia que tuve la primera vez que viaje a la ciudad de Lima en avión. Hace 23 años yo estaba viajando a Lima para servir como misionero de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días. No conocía la capital y estaba muy nervioso por viajar solo a una ciudad que, me habían dicho, era muy grande y peligrosa. Imagínense que a finales de los 90s no existían los adelantos tecnológicos que hoy tenemos, es decir: No celulares, no internet, entre otras cosas. Antes de viajar simplemente me dijeron que alguien, con un cartel, me iba a recibir en el aeropuerto. 

Cuando llegué al aeropuerto de Lima me di con la ingrata sorpresa que nadie estaba esperándome. Los minutos pasaban y yo me ponía cada vez más nervioso. Algunas personas se me acercaban ofreciéndome ayuda para llevarme a donde yo quisiera, pero claro… por una cantidad de dinero. Eso me ponía más nervioso. Ya había pasado casi una hora y yo seguía parado sin saber qué hacer o a donde ir, nadie venía a mi encuentro. Entonces se me ocurrió que, si ponía atención, quizá pueda ver a otros misioneros que estarían de tránsito por el aeropuerto y yo podría irme con ellos. Me enfoqué en ver a jóvenes más o menos de mi edad y con terno. Vi un par de muchachos, me acerqué rápidamente a ellos les pregunté si eran misioneros. Lastimosamente su respuesta fue cortante y visiblemente se les notaba muy serios o muy concentrados. De manera sucinta me dijeron que eran postulantes a la Escuela Militar de Chorrillos. Pensándolo bien, no los culpo por esa reacción. Viajar de tan lejos para pasar por rigurosas pruebas físicas y de conocimientos, no es nada agradable. Si logras superar los exigentes exámenes, tu vida ya tiene una dirección clara, para los que no puedan aprobar, les espera un regreso triste y desolador. Entonces ahora se puede decir que fue entendible ver a esos muchachos tan tensos.

Volviendo a mi historia, después de varios intentos yo ya estaba frustrado y sin saber qué hacer. Hasta que a lo lejos pude distinguir a un muchacho con terno y con un semblante diferente a los candidatos a la escuela militar. Ese jovencito estaba caminando sonriente y animoso, la verdad su rostro irradiaba paz. Yo decidí seguirlo y casi al mismo tiempo y de la nada, apareció un hombre con un cartel que decía Elder Ríos. Mi alma volvió al cuerpo, me acerqué a Elder Ríos y al otro señor del cartel, después nos dirigimos a un bus donde había otros misioneros. Resulta que se habían olvidado de mí, pero eso ya es parte de otra historia

Fue en ese momento que conocí a mi gran amigo Julio Ríos. Elder Ríos y yo servimos en la misma misión. La Misión Cali Colombia.

Elder Julio Ríos es el séptimo empezando por la izquierda (parados), yo soy el séptimo empezando por la derecha.
Centro de Capacitación Misional de Bogotá Colombia

Esta historia me pareció muy atinada como introducción del tema obra misional y liderazgo. Elder Ríos fue un gran misionero, no tuve la suerte de servir junto a él, pero en cada cambio cuando hablaba con nuevos misioneros o cuando yo me presentaba como cusqueño, la gente me decía que conocían a un gran hombre que también era de Cusco, el famoso Elder Ríos.

Volviendo al tema:

¿Qué es un líder?

Una búsqueda rápida en el google encontramos:

Se define a los líderes como las personas capaces de guiar e influir a otras personas o grupos de personas, y que éstos además lo reconozcan como tal.

Un líder es aquel que está al mando de un grupo y tiene la capacidad de motivar a sus integrantes a través de su discurso o de su empatía.

Estas definiciones son desde el punto de vista general, pero analicemos que significa ser líder dentro del contexto espiritual:

En la conferencia general SUD de abril 2016, Stephen Owen discursó sobre el tema:

LOS LÍDERES MÁS GRANDES SON LOS SEGUIDORES MAS FIELES

En ese discurso él dijo:

El liderazgo es una expresión del discipulado; consiste, sencillamente, en ayudar a los demás a venir a Cristo …

Su capacidad para liderar no procede de una personalidad extrovertida, de la habilidad para motivar, ni siquiera del talento para hablar en público; procede de su compromiso para seguir a Jesucristo. Si consiguen hacer eso —aunque no lo hagan a la perfección, pero lo intenten—, entonces serán líderes.

Aquí no está diciendo que el líder es expresamente alguien con llamamiento o alguien miembro del obispado, aquí menciona a los discípulos de Cristo. 

En otras palabras, a todos nosotros.

No importa la edad o el género, todos somos líderes y es nuestra responsabilidad individual el ser los mejores líderes que podamos ser. El más grande líder de todos los tiempos fue Jesucristo, él nos enseñó cómo llegar a ser verdaderos líderes.

El Salvador dio a sus discípulos un consejo similar cuando les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” (Marcos 9;35).

Dentro del reino de Dios, Liderar es servir.

Pero aquí salta otras preguntas:

¿Por qué yo quisiera compartir el evangelio?

¿Acaso el evangelio me ha hecho mejor persona?

¿Acaso el evangelio me ha ayudado y confortado en momentos de angustia?

¿Acaso el seguir a Jesucristo a bendecido a mi familia y a mí infinidad de veces?

Si la respuesta es afirmativa en siquiera una de las preguntas anteriores, entonces SI es mi responsabilidad el compartir estas cosas con otros. No podemos ser egoístas de guardar estas verdades para nosotros mismos.

Hay maneras efectivas de predicar el evangelio, en mi opinión la mejor manera es siendo un buen discípulo de Jesucristo. Mi comportamiento hablará por mí.

Como dice el dicho: Tus hechos no me dejan escuchar lo que me predicas.

Esta es una responsabilidad de todos, niños y adultos sin importar el género, nadie se salva. Permítanme presentarles dos ejemplos de verdadero liderazgo, una proviene de mi sobrino Phavel de siete años, el otro de Abigail en el antiguo testamento.

Phavel Fernando Loayza Zúñiga

Phavel Fernando es hijo de mi hermano Aldo, este pequeñín es tierno, bajito y muy inquieto. Desde hace algún tiempo a Phavel le sale sangre por la nariz cuando esta mucho tiempo bajo el sol, o a veces de la nada. Al principio él se asustaba y hacia drama, pero con el tiempo se fue acostumbrando hasta el punto que cuando le va a salir sangre, él solito busca papel higiénico y se coloca por los orificios nasales sin inmutarse. Como se dice, aquí no pasó nada. Además, a Phaveluchito, sus padres le pusieron en clases de básquet. Un día mientras jugábamos, Phaveluchito me golpeo por accidente y yo, bromeando, quise hacer mi drama y me cubrí la cara aduciendo dolor. El me miró y pidió disculpas, pero como yo seguía fingiendo, él me miró fijamente y me dijo: Tío, a mí me sale sangre de la nariz y no digo nada, yo juego básquet, me golpean como peluche y no digo nada.

Phaveluchito me estaba enseñando en base a su propia experiencia, y con su ejemplo lo que un es un líder, alguien que demuestra el camino con acciones y no solo con palabras.

Phavel jugando básquet

Segundo ejemplo:

Vamos a 1 Samuel capítulo 25:

Abigail era esposa de Nabal, un poderoso millonario que tenía cientos o miles de criados. Se podría decir que, dentro de los estándares de nuestros tiempos, era un líder. Pero era un líder malo, un déspota, amador del vino y de las fiestas.

En los tiempos en que Dios había consagrado a David como líder de su pueblo, David se había refugiado en las montañas organizando un ejército para poder destronar al rey Saúl. Mientras tanto, ayudaban a los adinerados hombres cuidando su ganado de ladrones extranjeros. Es así que David, mandó a sus sirvientes a pedir ayuda alimentaria a Nabal, esta es la respuesta del esposo de Abigail:

10 Y Nabal respondió a los criados de David y dijo: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores.

11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y he de dárselos a hombres que no sé de dónde son?

Obviamente cuando David se enteró de las palabras de Nabal se enfureció y tomó más de 400 hombres a caballo dispuesto a arrasar con Nabal y su gente.

Aquí entra Abigail, que sabía que si no hacía nada su pueblo seria destruido destruido.

18 Entonces Abigail se apresuró a tomar doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de grano tostado, y cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos;

19 y dijo a sus criados: Id delante de mí, y he aquí, yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal.

20 Y aconteció que montó en un asno y descendió por una parte encubierta del monte, y he aquí, David y sus hombres venían descendiendo hacia ella; y ella fue a su encuentro.

23 Y cuando Abigail vio a David, se bajó rápidamente del asno; y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra.

24 Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado, más te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva.

25 No haga caso ahora mi señor de aquel hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo, tu sierva, no vi a los criados de mi señor, los cuales tú enviaste.


Abigail demostró compasión y amor por su gente, sus actos sirvieron para salvar muchas vidas y por seguro ganarse el respeto y admiración de sus criados. Ella se había convertido en una lideresa muy influyente.

Complemento ideal son las palabras del rey Benjamín en el libro de Mormón, cuando dijo: Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes solo estas al servicio de vuestro Dios. Mosiah 2:17

Hay muchas formas de hacer obra misional en nuestra posición de líderes, a continuación, algunas sugerencias:

  •         El buen ejemplo
  •          El amor
  •          El servicio
  •          La compasión
  •     La bondad

En el libro Meditación paso a paso, el líder espiritual Budista, Dalai Lama, nos explica sobre el amor y la compasión:

La bondad de una persona está en relación directa con la fuerza y la calidad del pensamiento benévolo que esta cultiva. Una persona amable encontrara muchos admiradores y estos se sentirán próximos a ella.

La gente que tiene compasión es amable con los demás, y su naturaleza agradable atrae a todo tipo de amigos. Quienes están sinceramente interesados a ayudar al prójimo tienen la paz y la alegría en el corazón

Que podamos ser esas personas líderes que irradian tranquilidad, bondad y compasión. Así como ese joven risueño que me salvó en el aeropuerto hace más de 20 años. Estoy seguro que si aplicamos estas sugerencias, la gente tendrá el deseo de saber más de nosotros.

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