domingo, 5 de noviembre de 2023

“No vemos al mundo como es, sino como nosotros somos”

Brian Tracy en su libro “Habla menos y actúa más” cita una frase que es atribuida al escritor Jorge Luis Borges: “No vemos al mundo como es, sino como nosotros somos” tengamos en mente esta cita por que la usaremos más adelante.

En el Libro Los miserables de Víctor Hugo, encontramos muchas enseñanzas, una de ellas es derivada del primer encuentro entre Cosette y Marius Pontmercy.

“…La muchacha iba con un hombre de unos sesenta años de cabellera blanca. Era una jovencita de trece o catorce años tan flaca que parecía fea, torpe, insignificante.”

“…no solo eso, a otros estudiantes también les llamó la atención estos dos personajes que iban todos los días a sentarse en el mismo banco. Courfeyrac, que se contaba entre los muchachos, había pasado cierto tiempo observándolos, pero la muchacha le pareció fea, así que se apartó rápida y concienzudamente” (Los miserables, 1862, p. 769)

“La primera impresión es la que cuenta”, dice una frase popular, y aquellos adjetivos nunca llegaron a los oídos de la joven Cosette. Felizmente ella vivía feliz en un mundo único y de luz y esa felicidad era en parte por el amor de su padre Jean Valjean.

En las escrituras Jesucristo nos enseña sobre esa luz, esa bendita luminiscencia que todos tenemos y que no todos irradiamos a su máxima expresión. En el Nuevo testamento libro de Juan capitulo ocho verso doce dice:

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”  

El salvador nos promete que a medida que le sigamos irradiaremos luz. Hay personas en efecto, que irradian esa luminiscencia, no se puede explicar, tienen una energía buena y da gusto estar en su entorno. Creo que esa es esa luz que se refieren las escrituras.

En otra parte el salvador es más claro, El libro de Mateo capitulo cinco verso catorce dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos.”

Hay mucha literatura de superación personal y también la neurociencia afirma del efecto que tiene en nuestro cuerpo, nuestras emociones. Cuando estamos mal emocionalmente, quiere decir, deprimidos ansiosos, tristes, etc. Se ve reflejado en nuestro rostro y en nuestro cuerpo (enfermedades y dolencias físicas). Por otro lado, estar bien con uno mismo, con el prójimo, con el universo, con Dios, estar en paz, produce un cambio evidente en nuestras vidas.

Lo escuché varias veces, cuando estamos con Dios, tenemos la promesa de tener la compañía del espíritu santo. ¿Y que de bueno trae eso? Pues el espíritu santo nos ayudara a tomar buenos decisiones. Es evidente que cuando estamos mal veremos el mundo de acuerdo a nuestro estado de ánimo. No importa si el cielo este despejado y con un sol radiante, si no estamos bien, todo nos parecerá lúgubre. Por otro lado, no importa si afuera este lloviendo o con el cielo nublado, si nuestro interior está bien, siempre estaremos con una sonrisa. Entonces tiene mucho sentido las palabras de Borges:

“No vemos al mundo como es, sino como nosotros somos”

Volvamos a la muchacha fea, y a uno de los jóvenes que la había catalogado de esa forma, Marius.

La historia prosigue de la siguiente manera:

…Un día Marius salió a caminar y se fue derecho a “su paseo” y, cuando llegó a un parque, divisó sentados en un banco, a la pareja conocida. Pero al acercarse, el hombre era efectivamente el mismo, aunque le pareció que la muchacha no era la misma.

Lo que estaba viendo ahora era una joven alta y hermosa con todas las formas mas deliciosas de la mujer en ese momento preciso en que se combinan aun con todos los encantos más candorosos de la niña…

Tenia un pelo castaño admirable, una frente parecida al mármol, sus mejillas eran un pétalo de rosa de un encanto suave, una palidez emocionada, una boca exquisita de donde brotaba la sonrisa como una “luz” y la palabra como una música. De entrada, Marius pensó que se trataría de otra hija del mismo hombre, hermana de la primera seguramente. (Los miserables, 1862, p. 770)

¿Qué paso?

¿Como puede ser que el muchacho cambie tanto en la descripción de la misma persona?

Esta es mi reflexión: Veremos o analizaremos el mundo exterior en proporción directa a como este nuestro mundo interior

El libro nos aclara este asunto en el siguiente párrafo:

…Sin que Marius supiera muy bien por qué, y estuvo casi seis meses sin pisar ese parque. Un día por fin, volvió. Era una mañana de verano serena, Marius estaba alegre como cuando estamos cuando se hace lo bueno. Le parecía que llevaba en el corazón todos los cantos de los pájaros que oía y todos los retazos de cielo azul que veía a través de las hojas de los árboles (Los miserables, 1862)

Marius estaba en sintonía con el universo, con el creador, y eso le hizo cambiar su perspectiva hacia su mundo exterior. No solo frente a las cosas mas simples de nuestro entorno, sino que le hizo notar la belleza (interior y exterior) de una muchacha a la que otros, incluso él, la consideraban fea.

Por tal motivo, es muy importante estar en sintonía con la luz, es necesario ser esa luz.

Bibliografía

V. H. (1862). Los miserables. Paris: Alianza Editorial.

 

 

 

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