Marian Rojas Estape es
una afamada psicóloga que escucho en Spotify, ella manifiesta que la música mitiga
el dolor, retrasa el envejecimiento del cerebro y nos libera del estrés.
Hoy amanecimos con la noticia
que uno de mis cantantes favoritos había muerto. Pedro Suarez Vertiz fue un ídolo
en mi adolescencia. Recuerdo que ya llegando a los veinte años me enamoré
intensamente y sus canciones eran como poemas que fueron escritas especialmente
para mí. En esos tiempos cuando aún existían los casetes, yo tenía varias
cintas de pedrito y de sus inicios con su banda Arena hash.
Hoy que se fue, recordé una
anécdota que difícilmente voy a olvidar. Hace mas o menos 12 años cuando estaba
estudiando una maestría en la Universidad de Brigham Young, conocí a una amiga
muy especial. Rocío también era peruana y acababa de terminar una maestría en educación,
yo de cariño le decía “china”. Éramos muy cercanos y andábamos juntos de arriba
para abajo. Interesante que nunca sentimos otro tipo de atracción que no sea
amistad.
Había una regla estricta
en clases y era que, si algún alumno olvidaba poner en silencio su celular y
timbraba en clases, este tenia, como multa, traer para la siguiente clase, donas
para todos. Lastimosamente una vez me pasó y después de eso prometí siempre
poner el celular en silencio y jamás contestar en clase.
Un día, el teléfono no paraba de vibrar estando yo en clases, la china estaba muy insistente, no le hice caso y seguí en clases. No contenta con ello, la china se apareció en la puerta principal del aula y me hacía señas para que yo saliera. El docente se dio cuenta y me dijo que podía salir por que a una dama no se le podía hacer esperar. Eso me iba a costar traer donas la siguiente clase. Sali y le dije: china, mas vale que sea importante por que sino vas a pagar las donas. Chío me dijo que Pedro Suarez Vertiz estaba en Provo firmando autógrafos en un restaurante peruano. No lo pensé dos veces entré a clases, saqué mi mochila excusándome que se trataba de algo personal delicado. Un compañero aprovechó para hacerme recordar: “Dont forget to bring donuts tomorrow”
Camino al restaurante escuchábamos canciones de Pedro en el auto radio, llegamos y Pedrito muy amable se tomaba fotos con todos, yo no tenia donde hacerme firmar un autógrafo así que le pedí que lo hiciera en mi cuaderno de notas de la universidad.
Escuchar las canciones de
Pedro me transportan a esos momentos de la universidad, a los amores intensos
de mi adolescencia. También me traen recuerdos con amigos maravillosos.
Marian Rojas Estape tenía
razón, la música tiene muchos beneficios, sobre todo es curativa.