Si visitas la ciudad del
Cusco y eres de una zona al nivel del mar, seguramente vas a sentir los
estragos de la altura. Cusco es una ciudad hermosa que se sitúa sobre los 3400
m.s.n.m. Lo particular de esta ciudad, así como otras ciudades de la sierra, es
que están rodeadas de montañas.
Al sur de la ciudad y en
dirección a los distritos de San Sebastián y San jerónimo, está ubicado el
"Apu Picol". Esta imponente montaña tiene una especie de cicatriz
consecuencia de un deslizamiento probablemente ocasionado por un movimiento sísmico cientos
de años atrás.
Cuando aún era un adolecente, Carlos, Genaro y yo tuvimos la genial idea de ir de caminata al Picol (4380 msnm), la montaña más alta que rodea la ciudad. Esa fue una experiencia muy embarazosa para mí; recuerdo que no habíamos caminado ni la décima parte y yo quería regresar, estaba muerto. No encontramos un camino para llegar a la cima, así que Carlos según su criterio marcaba la ruta por donde debíamos subir, generalmente pendiente arriba. Los muchachos tuvieron mucha paciencia conmigo, me ayudaron en toda la caminata que duró como 4 o 5 horas. Tuve la sensación que fue una expiación de todo un día, lo bueno fue que a pesar de mis angustias llegamos a la cima. Mientras subíamos yo pensaba que esa sería la primera y la última vez que escalaba al Picol, pues sufrí mucho. Sin embargo, una vez arriba me enamoré de ese lugar; sentí una conexión única e indescriptible. Esa fue una experiencia maravillosa que definitivamente quería repetir.
Vista panorámica de la ciudad del Cusco desde la cima del "Apu Picol" |
Si me preguntan por mi lugar favorito en el mundo, sin duda respondo la cima del Picol. Creo que la primera vez que subimos ni agua llevamos, es que éramos unos muchachitos imprudentes que todo lo veíamos aventura. Después de esa primera experiencia tuve que prepárame físicamente para volver allá arriba, cada nueva escalada aprendía nuevas cosas y encontraba nuevas y mejores rutas.
Hoy en día puedo decir
que al menos subo al Picol una vez por año; no volví a sufrir como esa primera
vez. Ahora no es una tortura, es más, es una travesía que disfruto de principio
a fin. Por seguro la buena compañía es clave para que esa experiencia sea
inolvidable. Repetí esa travesía con varios amigos a lo largo de los años, pero definitivamente con mi hermano Aldo
es con quien más veces subí. Él sabe que me gusta estar allá arriba y siempre
responde afirmativamente cuando le invito a escalar.
Mi hermano Aldo en una de varias escaladas al Apu Picol, en la cima con la ciudad a sus pies |
Yo, Benjamin y Aldo en la cruz que esta en la cima de la montaña |
Hoy 25 de diciembre, Aldo
y su familia vinieron a casa para celebrar la Navidad y recordé que este 2021 pasamos
un gran susto con su salud. Hace 6 meses Aldo se infectó con Covid y le dio tan
fuerte que tuvo que estar internado en cuidados intensivos por varios días.
Justamente un par de meses antes de su enfermedad Aldo me había acompañado a escalar el Picol.
Precisamente esta tarde
cuando toda la familia almorzábamos en una mesa acondicionada para la ocasión, Mi hermano estaba sentado a mi lado, yo lo miré y me acorde que nos afligimos mucho
por su salud. Dejé de comer y le di un abrazo sin decirle nada, me miró un poco extrañado, le di unas palmadas en la espalda y seguí disfrutando del
almuerzo.
Almuerzo familiar por Navidad, al fondo Aldo cargando a uno de mis sobrinos |
Creo que después de un
susto tan fuerte como el que pasamos con la salud de Aldo, todos en la familia evaluamos
nuestras vidas y nuestras prioridades. Ahora disfrutamos más los momentos en
familia, creo que nos volvimos más amables unos con otros. Apreciamos mucho más
los momentos juntos. definitivamente esa experiencia hizo una pausa necesaria y
obligada para entender mejor sobre las relaciones familiares y nuestra relación
con Dios.
Escalar el Picol no es
solo una actividad física, es una terapia emocional y espiritual, y
para que esto sea significativo pude aprender a tomar ciertas precauciones
antes durante y después de escalar la montaña.
A continuación, algunas
de mis recomendaciones para escalar una montaña:
- Ir con provisiones, agua, frutos secos, un sándwich, o al menos barras de proteínas.
- Cuando subes tan alto tienes que ir caminando en zigzag, nunca en forma directa.
- Siempre toma descansos cada cierto tiempo para que la experiencia no se haga tortuosa.
- Disfruta el trayecto, canta, escucha música, toma fotos o simplemente disfruta del paisaje. Bien dicen que las mejores postales no se pueden capturar en fotos, solo con la vista.
- Una vez arriba, disfruta el paisaje, medita, ora has algo significativo. Recuerda que estas por unos momentos encima de toda la gente de la ciudad.
- Si en el trayecto te sientes mal, con mareos o con ganas de vomitar, es necesario hacer una pausa y reevaluar los pros y los contras antes de seguir. Algunas veces no pudimos llegar a la cima porque alguien del grupo se sintió mal y regresamos. Por ningún motivo se debe poner en riesgo la salud física.
En rojo la ruta adecuada (zigzag) para escalar el Picol |
Manuel Alejandro en una de nuestras escaladas al Picol, se sintió mal y tuvimos que regresar. La salud ante todo. |
En la vida también es
necesario tomar pausas, reevaluar cuando nos sentimos mal, cuando las
dificultades nos golpean, cuando las cosas no salen como queremos y nos
frustramos.
Escalar cualquier montaña
no es fácil, como es de imaginar requiere de un esfuerzo físico considerable y
buen ánimo. La vida tampoco lo es, a veces el camino se torna pesado. Tan
pesado como una enfermedad que puede poner en riesgo la vida de tu mejor amigo,
de tu hermano. A veces es tiempo de reevaluar nuestras acciones, pedir perdón,
arrepentirnos, volver a estar en sintonía con Dios. Después y con la ayuda del "todo poderoso" podremos seguir y llegar a la cima.