sábado, 25 de diciembre de 2021

ESCALANDO EL APU

Si visitas la ciudad del Cusco y eres de una zona al nivel del mar, seguramente vas a sentir los estragos de la altura. Cusco es una ciudad hermosa que se sitúa sobre los 3400 m.s.n.m. Lo particular de esta ciudad, así como otras ciudades de la sierra, es que están rodeadas de montañas.

Al sur de la ciudad y en dirección a los distritos de San Sebastián y San jerónimo, está ubicado el "Apu Picol". Esta imponente montaña tiene una especie de cicatriz consecuencia de un deslizamiento probablemente ocasionado por un movimiento sísmico cientos de años atrás.


Curvas de nivel del "Apu Picol" (elaboración propia)

Cuando aún era un adolecente, Carlos, Genaro y yo tuvimos la genial idea de ir de caminata al Picol (4380 msnm), la montaña más alta que rodea la ciudad. Esa fue una experiencia muy embarazosa para mí; recuerdo que no habíamos caminado ni la décima parte y yo quería regresar, estaba muerto. No encontramos un camino para llegar a la cima, así que Carlos según su criterio marcaba la ruta por donde debíamos subir, generalmente pendiente arriba. Los muchachos tuvieron mucha paciencia conmigo, me ayudaron en toda la caminata que duró como 4 o 5 horas. Tuve la sensación que fue una expiación de todo un día, lo bueno fue que a pesar de mis angustias llegamos a la cima. Mientras subíamos yo pensaba que esa sería la primera y la última vez que escalaba al Picol, pues sufrí mucho. Sin embargo, una vez arriba me enamoré de ese lugar; sentí una conexión única e indescriptible. Esa fue una experiencia maravillosa que definitivamente quería repetir.

Vista panorámica de la ciudad del Cusco desde la cima del "Apu Picol"

Si me preguntan por mi lugar favorito en el mundo, sin duda respondo la cima del Picol. Creo que la primera vez que subimos ni agua llevamos, es que éramos unos muchachitos imprudentes que todo lo veíamos aventura. Después de esa primera experiencia tuve que prepárame físicamente para volver allá arriba, cada nueva escalada aprendía nuevas cosas y encontraba nuevas y mejores rutas.


Hoy en día puedo decir que al menos subo al Picol una vez por año; no volví a sufrir como esa primera vez. Ahora no es una tortura, es más, es una travesía que disfruto de principio a fin. Por seguro la buena compañía es clave para que esa experiencia sea inolvidable. Repetí esa travesía con varios amigos a lo largo de los años, pero definitivamente con mi hermano Aldo es con quien más veces subí. Él sabe que me gusta estar allá arriba y siempre responde afirmativamente cuando le invito a escalar.

Mi hermano Aldo en una de varias escaladas al Apu Picol, en la cima con la ciudad a sus pies

Yo, Benjamin y Aldo en la cruz que esta en la cima de la montaña

Hoy 25 de diciembre, Aldo y su familia vinieron a casa para celebrar la Navidad y recordé que este 2021 pasamos un gran susto con su salud. Hace 6 meses Aldo se infectó con Covid y le dio tan fuerte que tuvo que estar internado en cuidados intensivos por varios días. Justamente un par de meses antes de su enfermedad Aldo me había acompañado a escalar el Picol.

Precisamente esta tarde cuando toda la familia almorzábamos en una mesa acondicionada para la ocasión, Mi hermano estaba sentado a mi lado, yo lo miré y me acorde que nos afligimos mucho por su salud. Dejé de comer y le di un abrazo sin decirle nada, me miró un poco extrañado, le di unas palmadas en la espalda y seguí disfrutando del almuerzo.

Almuerzo familiar por Navidad, al fondo Aldo cargando a uno de mis sobrinos

Creo que después de un susto tan fuerte como el que pasamos con la salud de Aldo, todos en la familia evaluamos nuestras vidas y nuestras prioridades. Ahora disfrutamos más los momentos en familia, creo que nos volvimos más amables unos con otros. Apreciamos mucho más los momentos juntos. definitivamente esa experiencia hizo una pausa necesaria y obligada para entender mejor sobre las relaciones familiares y nuestra relación con Dios.

Escalar el Picol no es solo una actividad física, es una terapia emocional y espiritual, y para que esto sea significativo pude aprender a tomar ciertas precauciones antes durante y después de escalar la montaña.

A continuación, algunas de mis recomendaciones para escalar una montaña:

  1. Ir con provisiones, agua, frutos secos, un sándwich, o al menos barras de proteínas.
  2. Cuando subes tan alto tienes que ir caminando en zigzag, nunca en forma directa.
  3. Siempre toma descansos cada cierto tiempo para que la experiencia no se haga tortuosa.
  4. Disfruta el trayecto, canta, escucha música, toma fotos o simplemente disfruta del paisaje. Bien dicen que las mejores postales no se pueden capturar en fotos, solo con la vista.
  5. Una vez arriba, disfruta el paisaje, medita, ora has algo significativo. Recuerda que estas por unos momentos encima de toda la gente de la ciudad.
  6. Si en el trayecto te sientes mal, con mareos o con ganas de vomitar, es necesario hacer una pausa y reevaluar los pros y los contras antes de seguir. Algunas veces no pudimos llegar a la cima porque alguien del grupo se sintió mal y regresamos. Por ningún motivo se debe poner en riesgo la salud física.
En rojo la ruta adecuada (zigzag) para escalar el Picol

Manuel Alejandro en una de nuestras escaladas al Picol, se sintió mal y tuvimos que regresar.
La salud ante todo.

En la vida también es necesario tomar pausas, reevaluar cuando nos sentimos mal, cuando las dificultades nos golpean, cuando las cosas no salen como queremos y nos frustramos.

Escalar cualquier montaña no es fácil, como es de imaginar requiere de un esfuerzo físico considerable y buen ánimo. La vida tampoco lo es, a veces el camino se torna pesado. Tan pesado como una enfermedad que puede poner en riesgo la vida de tu mejor amigo, de tu hermano. A veces es tiempo de reevaluar nuestras acciones, pedir perdón, arrepentirnos, volver a estar en sintonía con Dios. Después y con la ayuda del "todo poderoso" podremos seguir y llegar a la cima.


viernes, 10 de diciembre de 2021

MAÑANAS FRÍAS Y SOMBRÍAS

¿No les ha pasado que despiertan y no quieren levantarse?. Sabes que hay cosas por hacer y simplemente no tienes ganas de nada. Quizás por que tuviste un mal sueño, o por que estas agotado física o emocionalmente por un problema. Pareciera que esta mañana el mundo no está en sintonía contigo, que hoy no vas a poder cumplir con tus planes trazados. Simplemente no tienes fuerzas, no tienes ganas, todo te vale.

Esta mañana fue uno de esos días; no quería hacer nada y menos tenía las fuerzas para ir a trotar. Salir a correr es uno de los pocos hábitos que desarrollé con mucho esfuerzo a través del tiempo, pero hoy no quería salir. Hasta hace poco trotar era algo esperado con ansias. La noche antes de salir a trotar alisto mis implementos deportivos, pongo a cargar mis audífonos, mi reloj, mi celular tiene que estar completamente cargado, etc.

6:30 de la mañana y pienso que si leo algo puede mejorar mi estado de ánimo, 3 Nefi 22  como que no ayuda mucho, ¿será que no estoy sintonizado con las escrituras?; en mi defensa Isaías es un poquito complicado para entender.

Son casi las 7 de la mañana y aun no me levanto de la cama; estoy dando vueltas y pensando en el porque mis ganas de trotar se agotaron. Pensamientos tristes pasan por mi mente e incluso entrando a niveles de depresión.

No puede ser, ¿Qué me esta pasando?, si no salgo a trotar habré perdido una de las pocas cosas positivas que tengo en mi vida, una de las actividades que disfruto y que me da mucha alegría. Pensé y pensé hasta que algo no se que, me hizo sentar al borde de la cama. Hice una oración y como si alguien me estuviera obligando a ponerme mis implementos deportivos, me alisté a regañadientes.

Ya estaba preparado con la indumentaria pero no emocionalmente, hice ejercicios de estiramiento, puse play al gps del reloj y salí a trotar. Mientras trotaba escuchaba uno de mis playlist favoritos, poco a poco recuperaba el buen ánimo. Se podía notar que lentamente calentaba mi cuerpo y mi espíritu.

Kilometro 3:  ya me ponía en contacto con el medio ambiente y con Dios; ahora le hablaba de como me sentía. Le pedía para que me ayudara a superar momentos como este.

Kilometro 5: mi cuerpo respondía muy bien, me sentía fuerte, sin cansancio y con muchas ganas.

Kilometro 7: nuevamente estaba organizando mi día y mis metas:

  • Reunirme con Wilman para devolver unas cosas
  • Leer el libro de Metodología de Baena
  • El libro de Hernandez Sampieri.
  • Cambiar mis variables del tema de tesis, es más, cambiar de tema
  • Pensaba en mi padre y en las formas que debía hacer para acercarme más a él.

Kilometro 8: el día soleado cambió de un momento a otro, se puso oscuro y unas pequeñas gotas empezaban a caer. Y por poco no salgo a correr, pensé. La verdad me encanta la lluvia, mientras trotaba pensé en lo afortunado que era ejercitarme en este clima, es muy raro que mientras troto llueva. Es que otra cosa es trotar en lluvia, que el sudor se confunda con el aguacero es lo máximo.


Kilometro 11: estaba totalmente empapado pero feliz, mágicamente mi estado de animo estaba al 100%. ¿Cómo podía ser que hace unas horas estaba casi al borde de la depresión y ahora estaba eufórico?

Kilometro 11.49:  llegué a casa, tomé un poco de agua y extrañamente no sentí cansancio como otras veces; me metí a la ducha y después pude tener un día maravilloso. A veces estamos a poco de dejar que nuestro día se arruine por un sueño malo, por los problemas que siempre existirán, por el cansancio, la rutina, etc.

Cuan atinados parecen ahora los versos del escritor costarricense Jorge Daniel:

“Siempre existirán las mañanas frías,

tristes, nostálgicas y sombrías...

Mas detrás de ello hay un sol valiente,

justo, soñador, irreverente,

que sin importar el sentimiento

cada día vuelve a nacer,

a reinventarse y a demostrar

que nada es más fuerte

que su propia voluntad”.

Soy una persona con muchos defectos, con desafíos y de vez en cuando amanezco así. Para mí la mejor medicina contra la tristeza es salir a trotar, leer cosas productivas y escribir. Seguramente que para otros la solución a amanecer triste sean otras cosas, otros métodos. La verdad que nuestra es la responsabilidad el buscar el remedio para enfrentar nuestros momentos de aflicción. Hoy pude tener un lindo día a pesar de todo, hoy vencí, hoy salí a trotar.

 

lunes, 6 de diciembre de 2021

DONES SILENCIOSOS

Ayer domingo vi el devocional de navidad ofrecido por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días. En esta transmisión, Michelle D. Craig se refirió a “los dones que todos tenemos”. Ese discurso me hizo recordar a mi hermano Aldo y a varios de mis amigos cercanos.

Michelle D. Craig 
Devocional de Navidad SUD. Diciembre 2021

Era viernes por la noche y yo estaba un poco insatisfecho por que no estaba cumpliendo con mi meta de trotar al menos 3 veces por semana. Eran casi las 8 pm. y en ese momento pensé en lo bien que sería salir a trotar con mi hermano Aldo. En ese instante lo llamé por teléfono para proponerle salir a trotar en la mañana siguiente. Aldo hizo una pausa y me preguntó cuándo yo había salido a trotar por última vez; yo le contesté que justamente esa mañana. Después de un silencio corto, me respondió que no iría a trotar por diferentes razones personales. En fin, aunque un poco desanimado, lo entendí y cancelé mis planes para trotar con él.

El sábado como a eso de las 7: 30 a.m. tocaron el timbre de la casa, cuando abrí la puerta allí estaba él. Es necesario resaltar que mi hermano para trotar tiene una apariencia de maratonista profesional. Como dirían mis amigos colombianos, todo “visajoso, pantallero, lamparoso”; en las palabras de mi primo Richard ... “faramalloso”. Aldo vestía con licras deportivas de compresión “under armour” (superior e inferior), shorts y camiseta negra de la misma marca; además traía puesto un neck gaiter (tapa bocas deportivos), una banda azul al rededor de la cabeza para el sudor y audífonos inalámbricos que a la vista eran costosos.

            


Lo primero que hice fue recriminarle porque me había mentido; Aldo me miró y me dijo: Tu saliste a trotar ayer y si te decía para trotar esta mañana te hubieras podido lastimar; yo sé que después de correr tú tienes que descansar al menos 48 horas o puedes lesionarte. Lo miré y recordé que yo le había confesado que últimamente cuando trotaba 2 días seguidos, me dolía la cabeza o tenía dolores musculares incomodos. No le dije nada porque yo reconocí que él tenía razón.

Mientras desayunábamos Aldo jugaba con Fabrizio, mi sobrino de 4 años, y entre juego y juego le preguntaba que quería para Navidad. Fabrizio ni corto ni perezoso le detalló claramente lo que quería, esto es: Cubos, Spiderman, juguetes, ropa, plastilina, etc. En ese momento me di cuenta que efectivamente la navidad estaba a la vuelta de la esquina y teníamos que pensar en los regalos, especialmente para los más pequeños de la casa.

Volviendo al discurso, Michelle Craig dijo lo siguiente: “Aunque pensemos que algunos no tenemos dones espectaculares, todos desarrollamos dones silenciosos; dones menos visibles, estos son dones que nos dio el Padre Celestial” (Iglesia de Jesucristo, 2021).

Me puse a pensar en Aldo  si yo tenía dones. Claramente reconocí que no los tengo, no soy un atleta de alta competencia, tampoco tengo una mente privilegiada; soy normal, regular, básico. Sin embargo, estaba recibiendo información de que Dios nos ha dado dones a todos. No solo eso, sino que era importante el reconocerlo y regocijarnos en ellos como evidencia del amor que Dios el Padre tiene con nosotros.

Michelle Craig hizo una lista de esos dones y yo me puse a pensar en que Aldo justamente poseía varios de ellos; no solo eso, muchos de mis amigos también tenían algunos de esos dones. A continuación, y como una manera de ejercicio, voy a detallar la lista de dones “menos visibles” que se hizo mención en el discurso, y quienes de mis amigos o familiares lo poseen:

Don de amor: Definitivamente Aldo, ese sábado por la mañana lo demostró conmigo y con Fabrizio; Aldito siempre está pendiente de mí y de todos en la casa.

Aldo y yo en una de tantas salidas a trotar
   

Don del Tiempo: Alguien que siempre está ahí cuando se le necesita es Wilman, él posee ese don de dar su tiempo a los amigos, Guido también está ahí, no se ha perdido ninguna actividad que realizamos. Dentro de otra categoría voy a mencionar a mi madre, ella da todo su tiempo a sus hijos y nietos.

Mi pata "Wilman Ameth"


Don de inteligencia: Beisit, Astrid, Armando, Guido y muchos más. Ellos son amigos inteligentes; estos muchachos no solo han logrado resaltar académicamente, sino que se nota ese don en todo lo que dicen y hacen. Siempre se aprende palabras nuevas con Guido, a mi parecer tiene un vocabulario extenso. Gael, mi sobrino, también está en esta categoría.

Los amigos que conocí en las clases del doctorado
Eder, yo, Fabrizio (mi sobrino), Beisit, Sheyla y Guido.
"Unos Capos"

Don de preguntar: Fabrizio, Gael, Phavel, están en esa edad de preguntar por todo, así son los niños. Yo creo que si no tendríamos tanta pena en preguntar nos ahorraríamos muchos problemas.

Don de escuchar: Definitivamente hay muchos que entrarían en esta lista, pero últimamente Lida es una amiga que tiene ese don.

Don de emplear una voz suave y apacible: Nunca escuché a Eder levantar la voz, es más, su tono de voz es tranquilo y siempre con buenos consejos.

Don de llorar: Llorar no solo responde a un dolor físico o emocional, llorar también puede ser una expresión de alegría. Lloramos porque sentimos, porque empatizamos con las emociones de otros, porque somos humanos. Según la ciencia llorar es una buena forma de hacer catarsis. Astrid se lleva el premio de llorar; nunca la vi llorar, pero ella me dice que llora por todo, por nada y por si acaso. (sobre todo cuando mira doramas).

Eder, Astrid, Sheyla, Guido y yo.

Don de evitar la contención: Beisit y Eder no creo que entrarían en una discusión nunca, así que ellos son los nominados a este don.

Don de congeniar: Sheyla, Astrid, Gabi, Beisit, Wilman, ellos tienen ese don. Estoy seguro que tienen muchos amigos por ese motivo

Don de buscar la rectitud: mi cuñada Gabriela y la Nenita, se podría decir que son ellas las abanderadas de ese don.

Don de no condenar: Quien nunca te va a condenar por tus errores es Lucas, la mayoría de mis amigos son afortunadamente como Luquitas.

Con los amigos en las pichangas de los sábados.
Aldo sentado de camisa azul al lado de Lucas, ambos metiendo barriga.
Lalo justo en medio de ellos

Don de buscar la guía de Dios: Si hay alguien que siempre te va a aconsejar de esa manera es Lucas, Lida, Gabi, Astrid, etc.

Don de ser un discípulo: Aldo tiene ese don, Lucas, Lalo, entre otros. Sus vidas son un ejemplo de discipulado, son varones de Dios.

Don de interesarse en los demás: Beisit siempre me pregunta por cómo estoy, como están los amigos, ella siempre está dispuesta a ayudar.

Beisit Luz

Don de meditar: Eder... cerrado

Eder Edgar

Don de orar: Hay muchos amigos que tienen ese don, pero voy a mencionar a mis sobrinos Gael, Phavel y Fabricio. Las oraciones de Fabri son lindas, tienen inocencia, son puras; las oraciones de los niños tienen ese toque especial. Otra persona que ora mucho es mi padre.

Mis sobrinos: Phavel, Fabrizio y Gael

Finalmente, el discurso de Michelle Craig me hizo meditar sobre los dones que todos tenemos; esos dones que son casi imperceptibles pero muy valiosos. Estos dones son para utilizarse y compartirse, pueden ser imperfectos, pero son dignos. Hoy que se acerca la navidad me doy cuenta que, para nosotros los mayores, realmente no es importante gastar dinero en darnos regalos. Son esos dones silenciosos que nuestros amigos y familiares nos regalan; esos detalles pequeños que no tienen valor monetario. Dones menos visibles que tienen un precio muy alto para nuestro bienestar emocional y espiritual. Son estos dones los que nos ayudan a lograr nuestro propósito en la vida.


 REFERENCIAS

Iglesia de Jesucristo. (05 de Diciembre de 2021). Devocional de Navidad de 2021 de la Primera Presidencia [video]. Youtube. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=KEye68fnn-A&t=145s

 


miércoles, 1 de diciembre de 2021

LA RELACION DE UN NIÑO CON DIOS

Cuando hay niños en casa sabes que tienes una responsabilidad grande sobre tus hombros. Los niños son como una esponja que absorben todo, tanto lo bueno como lo malo. John Bradshaw en su libro “NUESTRO NIÑO INTERIOR”, menciona que: “…los niños necesitan aprender, y su aprendizaje depende de sus tutores. Ellos desarrollan fuerzas interiores como resultado de sus interacciones con sus tutores” (Bradshaw, 1993, pág.35 ).

Liam Gael, Fabrizio Phavel y Phavel Fernando

En el mismo libro Bradshaw hace mención sobre la espiritualidad del niño: “Los niños también son por naturaleza espirituales. En lo que a mí concierne, la integridad y la espiritualidad son sinónimos. Los niños son místicos ingenuos. Pero es una espiritualidad ingenua, sin crítica; más tarde será la esencia de la espiritualidad madura, reflexiva. La espiritualidad involucra lo más profundo y auténtico en nosotros: nuestro verdadero yo, Cuando somos espirituales, estamos en contacto con nuestra singularidad. Es nuestro ser fundamental. La espiritualidad involucra también la sensación de conexión con algo más grande que nosotros mismos. Los niños son creyentes naturales; saben que existe algo más grande que ellos mismos” (Bradshaw, 1993, pág. 41)

Una de las cosas que más deseo es que Fabrizio desarrolle su espiritualidad, que conozca sobre Dios, es por eso que le muestro cual es mi relación con el padre, y como él también puede hacerlo. Me da mucha satisfacción ver a mi chiquitín de rodillas y con sus ojitos cerrados ofrecer, con sus propias palabras, una oración al Padre Celestial.



Sin embargo, también sé que debe aprender que hay un día especial para dedicar a Dios, esto es, ir a las clases dominicales. Con el asunto de la pandemia Fabrizio ha estado encerrado en casa con muy poca interacción con niños de su edad; por consiguiente, yo no sabía cómo iba ser su desempeño en las clases de la primaria en la iglesia. Como la gran mayoría de los pequeñines de su edad (4 años), Fabri es muy inquieto y no entiende mucho de los protocolos de guardar reverencia en momentos y lugares especiales. Esto es algo que todos aprendemos con la práctica y el tiempo, pero si lo aprendes de niño es mucho mejor. El sábado en la noche yo había tomado la decisión de llevarlo a la capilla, todo estaba planificado.

Salimos temprano para dejar un recado en la casa de su tía Astrid, que convenientemente vive cerca de la capilla, y llegamos 5 minutos antes al centro de reuniones. Al entrar, buscamos un lugar estratégicamente ubicado, ni muy adelante ni muy atrás; pues si Fabri tenía una emergencia, como el de ir al baño, podíamos salir con facilidad.

La reunión sacramental fue un desafío que lo pasamos con una nota regular, para ser su primera vez hay que darle mucho mérito. Aprendí con el ejemplo de mi cuñada Gabriela que para tenerlos quietos hay que darles algo con que se distraigan, un libro para colorear o alguna cosa rica como frutas, galletas, gomitas, etc. Si están portándose bien los premias, la cosa es mantenerlos ocupados y siempre decirles que guarden silencio. Realmente ella hace un buen trabajo, mis sobrinos Phavel y Gael se portan muy reverentes en la iglesia. Bueno, yo no tenía un libro ni colores, pero si gomitas; así que felizmente Fabrizio entendió el principio de “premios por logro” y no fue una gran molestia.


Después de la reunión sacramental lo siguiente en la agenda era la escuela dominical, aquí los niños, por edades, están en clases con sus maestras y aprenden del evangelio de Jesucristo con mensajes y materiales adaptados para su edad. Yo estaba seguro que pasar el “examen” de la reunión sacramental ya era un logro grande y me dije que por ser el primer domingo ya era suficiente.

Me despedí de la “Nenita” (así le llaman de cariño mis sobrinos a su abuelita Elizabeth). La Nenita me miró y me dijo: “Quédate y déjame a cargo a Fabrizio, no te preocupes que todo va a estar bien”. Quise advertirle que ella no tenía idea de quien era ese “pequeño demonio” pero ella insistió: “No te preocupes, mejor ve a tus reuniones de sacerdocio”. Yo sentí que ya había hecho mi parte y pues dejaría que la nenita se dé cuenta por si misma a lo que se enfrentaba. 

        

Fabrizio efectivamente no fue un niño tranquilo en clase ni mucho menos, pero la paciencia, el amor de las maestras y de la nenita hicieron que Fabrizio, poco a poco pueda interactuar con otros niños. Adicionalmente, dejar que yo pueda cargar mis baterías espirituales asistiendo al grupo de sacerdocio.



Fue un domingo de mucho aprendizaje, tanto para mí como para Fabrizio, pero la admiración y gratitud inmensa va para las hermanas maestras de la primaria: NayRuth, Ghina, Elizabeth, Zoila; ese domingo entendí la importancia del servicio y la paciencia que ellas desarrollan con los más pequeñitos de la congregación.

 

REFERENCIAS

Bradshaw, J. (1993). NUESTRO NIÑO INTERIOR (EMECE (ed.)).

 

CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE

Hace casi un mes corrí una carrera organizada por el municipio de mi ciudad, todo este tiempo estaba buscando la inspiración adecuada para e...